Quise ser actor, soy actor / FILO 2011
Ernesto Gómez Cruz en la FILO 2011
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Casi cincuenta años de hacer cine le han dado a Ernesto Gómez Cruz una certeza: su vida es ser actor. Fue esa su necesidad desde que renunció a la tradición de ser brujo que imperaba en su familia veracruzana y fue ese su empeño cuando inició sus estudios de actuación en la Escuela de Teatro de Bellas Artes. “Quería hacer cualquier cosa menos trabajar”, confesó el primer actor durante el homenaje que le brindó la Feria Internacional del Libro Oaxaca 2011 en compañía de las actrices Arcelia Ramírez, Irene Azuela y Sonia Couoh y del escritor Julio Patán.
La vocación transformó la vida de este actor que debutó en la película de Juan Ibáñez Los Caifanes con el papel de El Azteca. “Cuando inicié en la actuación dejé de ser chocarrero, dejé de bromear, estoy siempre trabajando sobre mis personajes, la gente a veces se enoja conmigo porque no hablo, soy una persona introvertida”, dice Gómez Cruz, serio, templado, con un platicar longevo y conocedor que envolvió a los asistentes a este merecido realizado en la Alameda de León.
Son seis Arieles, dos como actor principal, los que ha conseguido hasta ahora este histrión, además de su nombre en un teatro de la ciudad de México y este homenaje que le brindó la FILO en su edición 2011. No voy a ser modesto, “sí me lo merezco, me lo he ganado”, dice sonriente este actor que debutó en 1966 y que ha consolidado su trayectoria con actuaciones en filmes icónicos de la cinematografía mexicana como El imperio de la fortuna de Arturo Ripstein y Canoa de Felipe Cazals.
Y aunque no ha sido difícil avanzar en este camino --“hasta ahora no sé si haya alguien que pueda vivir de la actuación”--, sus participaciones han sido persistentes y destacadas en películas controversiales que representan un hito de la reciente década. En El crimen del padre Amaro interpretó al Obispo cuya curia acogió al sacrílego García Bernal y en El Infierno de Luis Estrada hizo además un papel que logró acompañar al Cochiloco, el personaje principal.
“Todos mis papeles los he hecho estelares aunque no hayan sido así desde el principio”, asegura Gómez Cruz, quien encontró la mejor cátedra de dramaturgia en la calle, “es el mejor libro que me he encontrado, ahí, caminando en la Merced o viajando en una combi me he podido enfrentar a la realidad, he podido conocer a las personas, sus historias”.
“No tengo preferencia por ningún personaje porque estoy preparado para hacerlos todos”, cuenta además Gómez Cruz, que va de la actuación a las posturas políticas de izquierda reconociéndose como un “seguidor hasta el fin” de Andrés Manuel López Obrador que rechaza con firmeza a los restantes grupos del perredismo.
No obstante, esta inclinación política está apartada de su relación con la cinematografía, en la que prefiere que los filmes proyecten la vida de la sociedad mexicana, que requiere ver otras cosas diferentes en la pantalla porque es difícil que pueda intervenir en otros temas –la violencia, el narcotráfico-, ante los que como individuo se encuentra absorto. “Sólo podríamos lograr algo si nos levantáramos en armas, lo cual sería imposible hoy”.
La Feria Internacional del Libro Oaxaca 2011 proyectará este lunes 14 de noviembre en el Teatro Macedonio Alcalá a las 18:00 horas la película Tiempo de morir del cineasta Arturo Ripstein.
Filmamos en Oaxaca porque es lo que conocemos / FILO 2011
Ignacio Ortiz, Rigoberto Perezcano, Carlos Poblano y Roberto López platicaron sobre sus experiencias de hacer cine en el estado
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En 1992 Ignacio Ortiz filmaba La orilla de la Tierra, que al realizarse en un lugar infrecuente para las cámaras cinematográficas, la Mixteca oaxaqueña, resultaba un acto heroico y decisivo para muchos de quienes a la postre recorrerían también el camino de Filmar en Oaxaca, entre ellos Rigoberto Perezcano, Carlos Poblano y Roberto López, quienes contaron al público de la Feria Internacional del Libro Oaxaca 2011 su experiencia de hacer cine en este estado.
Para Rigoberto Perezcano, documentalista realizador de XV en Zaachila y del largometraje de ficción Norteado, existe una relación necesaria entre la actividad cinematográfica y el realizarla en el lugar en el que nació: “Hago cine en Oaxaca porque es lo que conozco, porque aquí está el cielo, la luz, la gente y los animales que conozco”. “Un maestro del CUEC nos dijo que filmáramos sobre lo que conocemos, lo que conozco es Oaxaca y por eso regresé a hacer cine aquí”.
“¿Por qué filmo en Oaxaca?”, preguntó en voz alta Ignacio Ortiz, director también de Mezcal y Cuento de hadas para dormir cocodrilos: Por animal, no en un sentido peyorativo, sino en un sentido básico, por regresar al origen, por tener una retroalimentación del alma, por reconocer esos personajes, esos animales que he vivido.
Ortiz contó además de la peculiaridad de haber hecho cine en la Mixteca, “un lugar en el que entre uno y otro ladrido de perro hay un soplido del viento, donde todo se escucha. A partir de Oaxaca vas al mundo, un mundo cercano a mis padres, un lugar desde el cual puedes abordar el mundo”.
Por su parte, para Carlos Poblano, realizador de El rito de la Santa Muerte, Oaxaca reviste una importancia actual debido a que están sucediendo diversos hechos sociales que desbordan la ciudad, y coincide “Oaxaca es lo que conozco, es un lugar del cual deben contarse sus historias”.
Si estos cineastas filmaron en Oaxaca y reencontraron parte de lo que son y querían contar al mundo, existe también el fenómeno en otras latitudes, tal como resaltó Roberto López, quien hace más de 15 años vio a un “gordito buena onda” que se llamaba Guillermo del Toro, quien quiso hacer cine en Guadalajara e hizo Cronos, y después El Laberinto del Fauno y Hellboy, pero primero filmó en su lugar de origen.
Filmar en Oaxaca es por ahora una necesidad para las posibilidades, “lo hemos comentado si tuviéramos la posibilidad de hacer una película en Argelia, en Ámsterdam, no la haríamos, yo en lo personal no me sentiría capaz de hacerla porque no conozco, no podría valerme solamente de lo que conozco de Oaxaca y de su cultura para hacer una película allá, lo que me alimenta como realizador es lo que conozco de Oaxaca, su gente, su cielo, su gastronomía”, comentó Rigoberto Perezcano.
Como parte de festival Oaxaca Cine, en el marco de la Feria Internacional del Libro Oaxaca 2011, este lunes a las 19:30 horas se proyectará el largometraje Mar Muerto de Ignacio Ortiz en el Teatro Macedonio Alcalá.
FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE OAXACA 2011
“Pecados y Milagros” de Lila Downs la noche estelar de la FILO 2011
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“Y después de todo lo que hemos vivido en Oaxaca toda esta energía está reunida aquí en el Auditorio Guelaguetza”; más de mil personas y una sola voz engalanaron la noche estelar de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca 2011 acompañando el canto de Lila Downs, en el que nuestro estado encuentra su sino y su proyección para mostrar lo que somos al mundo, lo que somos como pueblo y lo que representa cada uno de nosotros. Todos en comunión, encontrando los Pecados y el Milagro de su voz.
El “Mezcalito” rompió la espera y levantó una ovación inicial digna del estruendo que esperaba para cantar a Oaxaca. Lila Downs es histriónica, el baile, el vestuario, los rebosos, las composiciones, su voz que va de graves altos a destellantes agudos que congelan la noche, todo combinado, cadencioso, rítmico, estudiado y espontaneo al mismo tiempo.
“Ni leyes, ni justicia ni nada”, cantaba Lila Downs la letra de que José Alfredo Jiménez puso a “Vámonos” y reintegraba esa imagen a la noche. Ni leyes ni nada, tan solo su música, su encanto, la potencia y nada más que su canto, que fue todo. Llamó también al escenario a la cantante colombiana Totó la Momposiona, encuentro de culturas que se conectaban, que se reconocían diferentes pero compatibles, que compartían el escenario y el gusto por la música.
Lila mostró por qué el mundo mira a Oaxaca y a México cuando canta. Lila canta y el mundo descubre. Va de las composiciones propias, las más amorosas, en las que encuentra su raíz y la flor de sus emociones ¬–“Solamente un día” y “Pecadora”– hasta los arreglos en los que abraza la música del norte del país, alcanzando sus ritmos, volviéndolos cercanos y propios como en “Fallaste Corazón”.
“Cucurrucucú Paloma” alcanzó una de las imágenes sublimes de la noche. Lila envuelta en un rebozo blanco, moviendo sus alas cadenciosas y templadas, convirtiendo la canción de Cuco Sánchez en un momento inmortal de la FILO 2011. Una noche inmortal en la historia de cada uno de los asistentes. El “Dios nunca muere” incluido en Pecados y Milagros logró también el éxtasis en el máximo auditorio de los oaxaqueños.
Apareció también “La Reina del inframundo”, la mujer que hizo del mole, la molienda y el mezcal una triada atrayente y mística, la mujer que conquistó el sabor de Oaxaca. Una mujer con la fe en la frente. Lila Downs diversificó sus horizontes en este nuevo disco que presentó para Oaxaca y que pronto llevará a Guadalajara, ciudad de México y Nueva York.
La fiesta fue también de un conjunto de músicos extraordinarios, con Celso Duarte a la cabeza, con la compañía también de la Banda Tierra Mojada de San Andrés Huayapan, todas unidas en un son, en un baile, en movimientos que acompasaban la noche, que en vaivén componían un momento mágico para los oaxaqueños que se dieron cita en el Auditorio Guelaguetza.
“Mi sueño me dice no vayas; mis piernas me dicen tantito; y cuando ya me doy cuenta me muevo poco a poquito”, canta Lila Downs en “Zapata se queda”; pero la noche del sábado fue su voz la que nos dijo que fuéramos sin que nada se opusiera, poco a poquito todos nos acercamos al fuego que congeló la Feria Internacional del Libro Oaxaca 2011.
FILO 2011
El Premio, ganadora en el Festival de Cine de Morelia
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El pasado domingo 6 de noviembre a las 17:00 se presentó el más reciente largometraje de la cineasta argentina Paula Markovitch en el Teatro Macedonio Alcalá
Ganadora de 17 premios internacionales, entre los que destaca el de Mejor Largometraje de Ficción en el Festival Internacional de Cine de Morelia, la película El Premio, de la cineasta argentina Paula Markovitch, fue presentada el domingo 6 de noviembre en el Teatro Macedonio Alcalá a las 17:00 horas.
“Mis recuerdos de la infancia fueron aliviados a través de esta película”, aseguró la cineasta argentina durante una conversación con la periodista Mónica Maristain, ya que la cinta relata la historia de una pequeña niña cuya vida transcurre en el contexto de un país asfixiado por la represión vivida en Argentina durante la dictadura militar.
Asimismo, la cineasta argentina, quien obtuvo con esta cinta el premio Espíritu de la Libertad en el festival de Cine de Jerusalén, explicó la cercanía de su realización con la literatura, actividades a las cuales considera como la misma cosa. “Literatura y cine no son cosas distintas, son lo mismo, la literatura tiene tantas imágenes que contar como una película”.
La proyección del largometraje El Premio se realiza como parte del proyecto Oaxaca Cine, que se desarrolla en el marco de la Feria Internacional del Libro Oaxaca 2011. La entrada al Teatro Macedonio Alcalá fué gratuita.
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