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Los que hablan
de Mauricio Montiel Figueiras



Almadia | www.rock.com.mx 2016

De la obra
En “Road movie”, una pareja se dirige a una fiesta fuera de la ciudad. A la relación clandestinidad que sostienen, se suma su próximo encuentro con La Liga, sociedad secreta con objetivos sexuales; y entonces, sin anuncio, los personajes se ven envueltos en una persecución. En “Zapruder” dos espías, citados por el director de la organización para la que trabajan, esperan su nueva misión; pero sienten que una presencia oculta los amenaza, que los letreros los desorientan; mientras, arman una teoría de que hay espías en todas las personas que los rodean y que la tecnología posibilita la existencia de imágenes y videos que sirvan como pruebas en contra todos. En “Roswell”, buscando el origen de las alucinaciones que lo acosan, un hombre se somete a una sesión de hipnosis; cuando logra acceder a su memoria reprimida, recuerda que, siendo un niño, avistó un ovni en compañía de su padre, y que posteriormente fue abducido.

Del autor
Mauricio Montiel Figueiras(Guadalajara, Jalisco, 1968) ha publicado cuento, poesía, ensayo, crónica, entrevista, traducción y crítica literaria y cinematográfica en los principales diarios y revistas de México, así como en diversos medios de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Estados Unidos, España, Inglaterra e Italia. Desde 2011 trabaja en el proyecto novelístico El hombre de tweed a través de la plataforma electrónica Twitter, donde maneja las cuentas @Elhombredetweed y @LamujerdeM. Se ha desempeñado como editor de revistas y suplementos culturales y como coordinador editorial del Museo Nacional de Arte en la Ciudad de México, donde radica desde 1995. Ha sido becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes; de la Fundación Rockefeller, que en 2008 le concedió una residencia en The Bellagio Study and Conference Center (Bellagio, Italia), y de The Hawthornden Retreat for Writers (Midlothian, Escocia), que en 2012 lo recibió como escritor residente. En 2004 ingresó al Sistema Nacional de Creadores de Arte.

Cada cuento se construye sobre una situación asfixiante: la angustia de quien cometerá un delito, la paranoia de quien carga con una culpa, la ansiedad de quien no entiende su propio pasado. Los cuentos bordean los subgéneros (relato de espías, de ciencia ficción, criminal), como en el libro anterior del autor, Casa tomada, pero la forma de este ejercicio narrativo es radicalmente distinta. El diálogo, las voces reales de los personajes, construyen una suerte de ilusión testimonial. Los cuentos semejan la transcripción de una grabación, donde dos voces construyen un relato, dejando que las situaciones fluyan a partir de sobrentendidos, huecos en la comunicación, y otros elementos de la oralidad. Las fotografías son un recurso irónico que agrega extrañeza a la narración. Más que ilustrar las acciones narradas, ofrecen atisbos, detalles secundarios, imágenes borrosas e imprecisas, que abonan al desconcierto del lector, a la sensación de angustia que genera la historia.